Todos somos responsables de saber dónde está nuestro hermano, nuestra hermana (cf. Gn 4, 9). Con discernimiento y profundidad, se nos invita a reflexionar sobre un tema que nos desgarra por lo doloroso e inexplicable.

Pero es necesario abordarlo, buscando caminos de verdad y justicia, inclinados hacia el otro, hacia la otra con ternura evangélica, humanidad y hermandad.

Disponible en https://bit.ly/3cWQoG1

× ¿Ayuda?